La Divertida Confusión Lingüística De Victor En Una Reunión Muy Seria
Un brasileño, unos empresarios mexicanos y cómo un par de verbos mal conjugados rompieron el hielo sin querer.
Joven profissional em reunião de negôcios
La Divertida Confusión Lingüística De Victor En Una Reunión Muy Seria
Un brasileño, unos empresarios mexicanos y cómo un par de verbos mal conjugados rompieron el hielo sin querer.

Vocabulario:

 

  1. Cierre: acto de terminar o clausurar algo.
  2. Vino: forma del pasado del verbo venir. 
  3. Vaya: expresión que se usa para mostrar sorpresa, asombro o a veces decepción.
  4. Sonrisa: gesto de alegría o simpatía que se hace al curvar los labios.
  5. Pícara: persona con actitud traviesa, astuta o juguetona.
  6. Hueco: espacio vacío dentro de algo o sensación de vacío en el estómago por nervios.
  7. Chiquillo: forma coloquial de decir niño o muchacho pequeño.
  8. Carcajada: risa fuerte y espontánea.
  9. Acercó: pasado del verbo acercar, significa moverse o poner algo más cerca.
  10. El Chavo del Ocho: famosa serie cómica mexicana sobre un niño pobre y travieso que vive en una vecindad, conocida en Brasil como “Chaves”.

    ¿Te imaginas estar en una sala de reuniones, rodeado de empresarios experimentados, dueños de compañías enormes, todos con cara seria, mientras tú —un joven brasileño licenciado en administración de empresas— tienes que proponer el cierre de departamentos y el despido de un montón de empleados para evitar la quiebra? Pues así, con el corazón en la mano, estaba mi alumno Victor.

    Era una reunión crucial con inversionistas y directores de México. La empresa donde Victor trabaja no estaba pasando por su mejor momento y había llegado la hora de tomar decisiones duras. Él preparó su presentación con gráficos, números y argumentos impecables. Hasta ahí, todo bajo control.

    El problema vino cuando empezó a hablar en español…

    —Bueno, señores —empezó Victor con seguridad—, el problema principal es que algunos contratos no han sido desenvolvidos correctamente, y eso ha generado varios retrasos. Además, hay ciertas cuestiones que simplemente no se han resolvido, lo cual ha complicado el panorama.

    Hizo una breve pausa, miró sus gráficos y continuó:

    —Por último, esto ha rompido por completo el flujo de caja, dejándonos en una situación crítica que requiere medidas urgentes.

    Los empresarios mexicanos se miraban entre sí con expresiones raras, como pensando:

    —¿“Desenvolvidos”? ¿“Resolvido”? ¿“Rompido”?


    Quizás hasta esperaban que soltara un “morido” en cualquier momento.

    Pero Victor, confiado, pensaba:

    ¡Vaya! Los estoy dejando impactados. Seguro no habían analizado el problema desde este ángulo…

    Hasta que uno de los empresarios cruzó los brazos, se recostó en su silla y le dedicó una sonrisa pícara. En ese instante, Victor sintió un hueco en el estómago:

    —¿Será que me está viendo como un chiquillo que no tiene idea de lo que dice?

    Y cuando otro empresario soltó una carcajada, Victor se quedó completamente desconcertado.

    No fue sino hasta el receso, cuando la joven que les llevaba el café —una mexicana muy simpática— se le acercó con una sonrisita pícara, que Victor entendió qué estaba pasando.

    —Disculpe, licenciado —dijo ella bajito, casi en secreto—, ¿le puedo decir algo sin que se ofenda?

    —Claro… —respondió Victor, con el corazón acelerado.

    —Es que cuando usted dice “resolvido” o “rompido”… suena como el Chavo del Ocho. ¡Por eso se rieron! No fue por sus cifras ni por sus gráficos, se lo juro.

    Victor se llevó una mano a la frente y soltó un suspiro aliviado. Por un momento pensó que había dicho alguna barbaridad financiera que lo dejaría marcado para siempre.

    —¡Vaya! Muchas gracias por decírmelo —le dijo, con una sonrisa agradecida que le salió del alma—. Entonces es “resuelto” y “roto”, ¿verdad?

    —Exactamente —respondió ella con un guiño—. Y “desarrollado”, en lugar de “desenvolvido”. Pero tranquilo, usted se explica clarísimo… solo que esos verbos hicieron reír a medio mundo.

    De regreso en la sala, Victor respiró profundo y decidió enfrentarlo con humor.

    —Antes de continuar —dijo, mirando a todos con una sonrisa—, quiero hacer una pequeña corrección. Lo que quise decir fue que algunos contratos no habían sido desarrollados adecuadamente, ciertos problemas no se habían resuelto, y esto había roto el equilibrio financiero.

    Hizo una pequeña pausa dramática, y añadió:

    —¡No “desenvolvidos”, “resolvido” ni “rompido”, como diría el Chavo!

    Los empresarios soltaron unas carcajadas francas, y el ambiente se relajó por completo. A partir de ahí, la reunión fluyó mucho mejor.

    Ese día, Victor aprendió que en español, los participios pasados pueden parecer un simple detalle, pero ¡vaya que cambian la impresión que causas!

    ¿Y tú? ¿Alguna vez dijiste algo en otro idioma que terminó causando carcajadas?
    ¡Cuéntame en los comentarios! Y no se te olvide compartir esta historia con otros brasileños que están aprendiendo español… para que no terminen “moridos” de la vergüenza. 

    ¡Chao!

    Actividad de vocabulario

    Actividad de comprensión de lectura

    Foto de perfil de Yasmin
    Prof. Yasmin Ruiz

    Si quieres leer más historias como esta…

    0 comentarios

    Enviar un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *