La Abuela Que Sembraba Palabras

La Abuela Que Sembraba Palabras

Vocabulario:

  1. Sembraba: Ponía algo (ideas o palabras) para que creciera o produjera un efecto en otras personas.
  2. Uno (pronombre): Se usa para hablar de una persona en general, sin decir quién específicamente.
  3. Sermones: Explicaciones largas y serias que alguien da para enseñar, corregir o aconsejar.
  4. Tocaba (hacer algo): Era el momento de hacer algo; algo que correspondía o se debía hacer.
  5. Arbolito: Árbol pequeño; en Navidad, el árbol decorado típico de las fiestas.
  6. Arepas:Comida redonda hecha principalmente de maíz, típica de Venezuela y Colombia.
  7. Enviudó: Se quedó viudo, sin esposo o esposa porque esa persona falleció.
  8. Escoge: Selecciona o elige algo entre varias opciones.
  9. Largo / larga: Que tiene mucha extensión o duración; que ocupa mucho tiempo o espacio.
  10. Extrañamos: Echamos de menos; sentimos la ausencia de alguien o algo.
  11. Chistes: Historias o frases graciosas que hacen reír.

Una amiga venezolana me contó una historia con la que me identifiqué completamente y que me emocionó muchísimo, aquí te la comparto y espero que te guste tanto como a mí.

En mi familia siempre decíamos que la Abuela Carmen tenía superpoderes. No volaba, no le salían rayos de las manos y tampoco era invisible (aunque a veces aparecía tan silenciosa detrás de uno que parecía magia). Su superpoder era otro:
sembraba palabras.

Sí, literal. Cuando tenía algo importante que decir, la Abuela no lo explicaba con sermones largos. No. Ella tomaba una pequeña caja de madera, metía la mano, sacaba un papelito doblado y lo lanzaba al aire. Entonces decía:

—“Hoy sembramos esta palabra.”

Y todos sabíamos que tocaba aprender una lección.

1. La palabra compartir

Una Navidad, cuando yo tenía siete años, la Abuela sacó la palabra COMPARTIR. Mi primo Diego y yo pensábamos que significaba “darle tus juguetes al otro”, y no estábamos muy emocionados.

Yo no voy a compartir mi carrito azul, murmuró Diego.
Pues yo tampoco mi muñeca nueva, respondí.

La Abuela soltó una carcajada que hizo temblar los adornos del arbolito.

—“Compartir no siempre es dar cosas… A veces es dar tiempo. A veces es dar espacio. Y, si se puede, dar arepas.”

Obviamente terminamos compartiendo arepas con queso. Y aprendimos que la Navidad sabía mejor cuando la mesa estaba llena, aunque el queso fuera poco.

2. La palabra familia (la de sangre… y la otra)

Otra vez, la Abuela lanzó al aire el papelito y cayó justo dentro de la taza del tío Ramón. Cuando lo sacó, estaba empapado pero todavía se leía: FAMILIA.

—“La familia no siempre nace —dijo Abuela—. A veces se encuentra.”

Y entonces miramos a la mesa: estaba Ana, la vecina que siempre venía a comer con nosotros porque decía: “la sopa de Carmen cura el alma”; estaba don Luis, amigo de la iglesia, que desde que enviudó celebraba con nosotros; y estaba Juliana, amiga de mi mamá, que decía que la Abuela era más suya que nuestra.

Yo pensé que era raro… pero bonito.
Con el tiempo entendí que la Abuela tenía razón: la familia también se escoge.
Y qué bendición tener una mesa larga donde siempre cabe uno más.

3. La palabra nostalgia

Un diciembre, la caja de madera se abrió sola —o eso dijo la Abuela— y salió la palabra NOSTALGIA.

—“Es que en diciembre siempre extrañamos a alguien”, dijo.
Y todos bajamos la mirada.

Ese año hacía mucha falta el Abuelo, que había partido unos meses antes. La casa estaba llena de risas, sí, pero también tenía un espacio vacío.

La Abuela nos pidió cerrar los ojos.

—“La nostalgia no es para ponernos tristes. Es para recordar lo bueno. Para agradecer las risas, los abrazos, los chistes malos… todo lo que nos dejaron.”

Y entonces, como quien no quiere llorar delante de los demás, nos hizo una pregunta absurda:

—“¿Recuerdan cuando el Abuelo quemó las hallacas porque no sabía cómo calentarlas?”

Todos explotamos de risa.
Recordamos ese día con nostalgia pero también con cariño.

4. La palabra gratitud

La última palabra que sembramos con la Abuela fue GRATITUD.
Esa vez no hubo papeles volando: la Abuela simplemente la dijo en voz baja, mientras me entregaba un dulce de leche.

—“Agradece lo que tienes, lo que tuviste y lo que tendrás. Y si puedes, agradece también por los que ya no están… porque su recuerdo sigue acompañándonos.”

No entendí del todo en ese momento, pero ahora, cada diciembre, cuando preparo las recetas que ella me enseñó, siento que la Abuela está conmigo. Como si su superpoder nunca se hubiera ido.

Porque esas palabras que sembró… crecieron.

Esta historia invita a reflexionar sobre cómo diciembre es un buen tiempo para compartir, valorar la familia y los amigos que se vuelven familia, sentir un poquito de nostalgia bonita, y vivir la gratitud por todo lo que ha sido parte de nuestras vidas.

Actividad de vocabulario

Actividad de comprensión de lectura

Robos Modernos: Cuando El Vecino Te Roba El Internet Y Pones La Denuncia

Robos Modernos: Cuando El Vecino Te Roba El Internet Y Pones La Denuncia

Vocabulario:

  1. Vecino: Persona que vive en una casa o apartamento al lado o cerca de la tuya.
  2. Comisaría: Oficina de la policía donde se ponen las denuncias y donde trabajan los agentes.
  3. Quejas: Expresiones o palabras con las que una persona muestra su inconformidad o disgusto por algo.
  4. Señal: La conexión o la comunicación que permite que la tecnología funcione (como el celular, la televisión o el internet).
  5. Apagar: Detener o interrumpir el funcionamiento de un aparato.
  6. Encender/prender: Iniciar o comenzar el funcionamiento de un aparato (hacer que funcione).
  7. Rato: Un periodo o espacio de tiempo corto, pero indefinido.
  8. Asomar: Mover una parte del cuerpo, generalmente la cabeza, para mirar por una ventana o una puerta.
  9. Derecho/derechito: Ir en línea recta, directamente a un lugar, sin desviarse o detenerse.
  10. Contraseña: Una combinación secreta de letras, números o símbolos que se usa para verificar la identidad de un usuario y darle acceso a una cuenta, dispositivo o red (como el Wi-Fi).
  11. Quedarse de brazos cruzados: Expresión que significa no hacer nada ante un problema o situación.
  12. Hay gato encerrado: Expresión que se usa cuando existe algo oculto, una razón secreta o una intención no muy honesta o sospechosa.

¿Alguna vez el internet te ha fallado justo en el momento más emocionante de una serie?

A mi tía le pasó algo así… pero ella no se quedó de brazos cruzados.

En esta historia descubrirás cómo terminó en la comisaría denunciando el robo de su Wi-Fi.

Además de reírte, aprenderás vocabulario y expresiones muy útiles sobre tecnología, quejas y denuncias en español.

El otro día mi tía me contó: 

Ay, hija, tú no sabes lo que me pasó la semana pasada.
Resulta que estaba en mi casa, tan tranquila, viendo mi novela favorita en el celular —porque en la tele solo pasan fútbol, y yo de eso no entiendo nada—, cuando de repente la señal se fue. El internet estaba más lento que tortuga con sueño.

Intenté todo: apagué y volví a encender, le grité al router, esperé un rato… y nada. No funcionaba.
Al día siguiente pasó otra vez. Y al siguiente también. Entonces yo dije: “Aquí como que hay gato encerrado”.

Empecé a observar con atención, y me di cuenta de que cada vez que mi vecino de al lado prendía la televisión, mi Wi-Fi desaparecía. ¡Desaparecía, hija! Como por arte de magia.
Yo me asomé por la ventana y lo vi ahí, con una sonrisa sospechosa, viendo videos en su computadora.

En ese momento lo supe: ¡me estaba robando el internet!

Así que tomé mi bolso, apagué la estufa y me fui derechito a la comisaría.
Entré muy decidida y le dije al agente:
— Buenos días, vengo a poner una denuncia.
El agente me miró serio y preguntó:
— ¿Qué le han robado, señora?
— ¡El Wi-Fi, agente! ¡Me lo roban todos los días a las seis de la tarde!

El hombre trató de aguantar la risa, pero yo estaba muy indignada.
— Mire, señora —me dijo—, eso no es exactamente un robo; quizá se conectaron a su red sin permiso.
— ¡Pues eso es un robo tecnológico! —le respondí—. Y quiero que me devuelvan mis megas.

Al final, el agente me explicó cómo cambiar la contraseña y ponerle un nombre diferente a la red.
Ahora mi Wi-Fi se llama “Atrévete y te denuncio”, y desde entonces nadie más se ha conectado.
Y yo, feliz, volví a ver mi novela sin interrupciones.

Y hasta aquí la historia de hoy.
Si te gustó, compártela o cuéntame en los comentarios qué harías tú si descubres a tu vecino robándote el Wi-Fi.
¡Hasta la próxima historia… y que tu Wi-Fi esté siempre de tu lado!

Actividad de vocabulario

Actividad de comprensión de lectura

El Cumpleaños Doble Más Especial De Mi Infancia

El Cumpleaños Doble Más Especial De Mi Infancia

Vocabulario:

    1. Primer: Que ocupa el lugar número uno en una serie u orden.
    2. Cumpleaños: Fiesta o día especial en el que se celebra el aniversario del nacimiento de una persona.

    3. Morado(a): Color violeta o púrpura.

    4. Globos: Objetos de goma o plástico que se llenan de aire o helio y se usan como adorno en las fiestas.

    5. Piñata: Figura de cartón o papel, rellena de dulces y juguetes, que los niños rompen en las fiestas para recoger lo que cae.

    6. Celebración: Reunión o fiesta que se hace para recordar o disfrutar un acontecimiento especial.

    7. Asistieron (asistir): Verbo que significa “estar presente” en un lugar o evento.

    8. Moretones: Manchas de color morado o verdoso en la piel que aparecen después de un golpe.

    9. Torta: Pastel dulce, generalmente con crema o decoraciones, típico en los cumpleaños.

    10. Quesillo: Postre venezolano parecido al flan, hecho con leche condensada, huevos y caramelo.

    11. Regalos: Objetos o detalles que se dan a alguien en una ocasión especial, como muestra de cariño.

    Cuando tenía 8 años viví uno de los cumpleaños más memorables de mi vida… y no solo porque fuera mi fiesta, sino porque también era el primer cumpleaños de mi hermanita. Sí, ¡era una fiesta doble de cumpleaños!

    El tema elegido fue Barney el dinosaurio, porque en esa época yo era su fan número uno. Había decoración morada y verde por todas partes, globos, serpentinas y, por supuesto, una piñata gigante con la forma de Barney de cuerpo entero, sonriendo.

    A la celebración asistieron mis primos, mis compañeros de la escuela con sus familias y algunos amigos de mis padres. La piñata fue todo un espectáculo: algunos se lanzaban con tanta fuerza que parecía entrenamiento para los Juegos Olímpicos, mientras yo aplicaba mi táctica “modo ninja”: quedarme en los bordes y atrapar caramelos y juguetes sin arriesgarme a recibir un golpe con el palo. ¡La diversión era la misma y los moretones, cero!

    Después llegó la parte más deliciosa: en mi país es tradición servir la torta junto con gelatina, quesillo (pudín) y refresco. Ese es el combo más esperado de todos los cumpleaños en Venezuela.

    Como dato curioso, la canción de cumpleaños venezolana es una de las más largas en español. Y justo al terminarla llegó un pequeño drama (para mí): la hora de soplar las velas. Mi hermanita, con su cara angelical, no entendía nada. Todos gritaban “¡sopla! ¡sopla!” y agitaban las manos como si fuera una coreografía ensayada, pero ella solo nos miraba, seria, como diciendo: “No sé qué quieren, pero no pienso hacerlo”. Yo, que esperaba mi momento triunfal para soplar a dúo con ella, me llevé una ligera frustración… aunque en las fotos aparezco sonriendo como si todo hubiera salido perfecto.

    Fuera de ese detalle, fue un día mágico. Me llevé muchos regalos, risas, anécdotas y un recuerdo que, hasta hoy, me hace sonreír, y aunque mi hermanita nunca sopló la vela, yo sigo pensando que fue la fiesta más épica de Barney que alguien haya tenido.

    ¿Y tú? ¿Cuál es el recuerdo de cumpleaños más especial que guardas hasta hoy?

    Actividad de vocabulario

    Actividad de comprensión de lectura

    Bendiciones, Ojalá Y Si Dios Quiere

    Bendiciones, Ojalá Y Si Dios Quiere

    Vocabulario:

     

    1. Bendiciones: se puede usar como una fórmula de saludo o despedida, especialmente en contextos informales y latinoamericanos, para expresar un deseo de bien para la otra persona. Aunque se deriva de la palabra «bendición», se utiliza comúnmente en plural como una interjección.
    2. Ojalá: Dios quiera (expresa el deseo de que algo suceda). No tiene equivalente exacto en portugués; se suele traducir como “tomara”.
    3. Creyentes: Que creen. Que profesan una religión determinada.
    4. Aunque: conjunción que introduce una idea que contrasta o se opone a otra.
    5. Todavía: adverbio que indica que una acción o situación se mantiene en el presente, a pesar del paso del tiempo

      Hace un tiempo, una alumna brasileña se fue a vivir a Chile. Un día, en clase, me dijo:

      —Profe, aprendí una palabra nueva que usan mucho aquí… ¡bendiciones!

      Al principio le pareció extraño que personas dijeran esa palabra al final de los mensajes de texto. Pero después se dio cuenta de que era una forma cariñosa y muy común de despedirse, sobre todo entre personas creyentes.

      Yo le expliqué que en muchos países hispanohablantes usamos expresiones religiosas con frecuencia, incluso si no son personas religiosas.

      Le di algunos ejemplos que usamos en el día a día:

      • ¡Dios mío! —cuando algo nos sorprende mucho.
      • ¡Gracias a Dios! —cuando algo sale bien.
      • ¡Que Dios te bendiga! —cuando queremos desearle algo bueno a alguien.
      • Si Dios quiere o Dios mediante —para hablar del futuro con esperanza y fe.
      • También usamos mucho la palabra ojalá, que en realidad tiene un origen árabe, y que significa esto mismo si Dios quiere, la usamos para decir que esperamos que algo ocurra.

      Le comenté a mi alumna que a mí, personalmente, me encanta decir “si Dios quiere” o “Dios mediante”, porque me recuerda que no todo depende de mí, y que hay cosas que están en las manos de Dios.

      Mi alumna sonrió y dijo que le parecía bonito, aunque todavía le sorprendía ver tanta gente usando esas frases.

      Le respondí con una sonrisa:

      —Bueno, es que en español, ¡hasta las palabras tienen fe!

      Es muy emocionante cuando descubrimos nuevas palabras y expresiones que no solo tienen un significado, sino también una historia, una cultura y una forma de ver la vida. ¿Te ha pasado algo parecido?

      Hasta la próxima semana, si Dios quiere. 

      Actividad de vocabulario

      Actividad de comprensión de lectura

      Lucas, La Mochila Verde Y El Secreto De Ramona

      Lucas, La Mochila Verde Y El Secreto De Ramona

      Vocabulario:

       

        1. Carpeta: Objeto para guardar y organizar papeles.
        2. Viernes: Día de la semana. Es el quinto día hábil, antes del sábado.
        3. Botella: Recipiente (de plástico o vidrio) que sirve para llevar líquidos, como agua.
        4. Gorra: Prenda deportiva que se usa en la cabeza para protegerse del sol.
        5. Bocadillo: Comida pequeña o ligera como un sándwich.
        6. Marcador: Lápiz grueso que pinta fuerte, usado para escribir o subrayar.
        7. Despistado: Persona que se olvida fácilmente de las cosas o no presta atención.
        8. Investigación: Acción de buscar información o resolver un misterio.
        9. Bolsillo: Parte de la ropa o de una mochila donde se pueden guardar cosas pequeñas.
        10. Rama: Parte del árbol que sale del tronco, donde se posan animales como aves o iguanas.

        ¡Hola! ¿Qué tal?

        Soy la profesora Albanys. 

        En esta historia vamos a acompañar a Lucas y a su clase en una excursión escolar muy especial. Todo parece normal, hasta que su bocadillo desaparece misteriosamente. ¿Dónde está? ¿Quién lo tomó?

        Desde que sonó la campana esa mañana, algo en el aire decía que ese viernes sería especial.

        La clase estaba llena de energía. Iban de excursión al parque ecológico de la ciudad y nadie podía quedarse quieto. La profesora Marta, con su carpeta en la mano, trataba de mantener el orden.

        —¡A ver, mochilas al suelo! Vamos a revisar. Recuerden traer su botella de agua, una gorra y su bocadillo —decía mientras marcaba la lista con su marcador azul.

        Lucas, un niño despistado y con mucha imaginación. Tenía una mochila verde con un dinosaurio sonriente y un bolsillo que nunca cerraba bien. Durante el camino, hablaba sin parar:

        —¿Ustedes sabían que las iguanas pueden nadar? ¿Y que hay tortugas que viven más de cien años? Yo quiero ver un dragón, pero de verdad… —decía, sin importarle si alguien le respondía.

        Después de una caminata bajo el sol, el grupo llegó a una zona con árboles altos, bancos de madera y sombra generosa. Todos se sentaron en círculo para almorzar. Lucas abrió su mochila… y su cara cambió.

        —¡No está! ¡Mi bocadillo desapareció!

        Hubo un pequeño silencio y luego un murmullo general.

        —¿Seguro que lo trajiste?
        —¿Lo comiste en el autobús?
        —¿Lo pusiste en el bolsillo grande?

        Lucas negó con la cabeza.
        —¡Estaba ahí! ¡Yo lo vi esta mañana!

        La profesora Marta propuso una pequeña investigación. Todos ayudaron a revisar, como detectives escolares. Lucas vació su mochila: una servilleta arrugada, su botella medio vacía, una piedra con forma de corazón, un lápiz sin punta… y, finalmente, en el bolsillo pequeño, apareció el bocadillo.

        Lucas lo levantó en alto y dijo:

        —¡El dinosaurio me lo escondió!

        Las risas fueron inmediatas. El misterio había sido resuelto.

        Pero la verdadera sorpresa llegó después. Ya con el estómago lleno, visitaron la zona de los reptiles. El guía, un señor con sombrero de safari, les mostró serpientes, tortugas y finalmente una iguana de color verde intenso, sentada muy quieta sobre una rama.

        —Esta es Ramona —dijo—. Fue rescatada hace unos meses y se ha adaptado muy bien.

        Lucas se quedó congelado. Dio un paso adelante con los ojos bien abiertos.

        —¡Es ella! ¡Es Ramona! ¡Mi iguana!

        El grupo entero lo miró, y la profesora frunció el ceño.

        —¿Cómo que tu iguana?

        Lucas bajó la voz.

        —Es un secreto. El año pasado la cuidamos en casa por unos días. Mi tío trabaja aquí, y me dejó ayudar… pero solo un poco. Ella y yo… nos hicimos amigos.

        La profesora sonrió. El guía también. Ramona, como si entendiera, giró la cabeza muy despacio hacia Lucas.

        Desde ese día, Lucas no solo fue el niño de la mochila verde. Fue también, para todos, el amigo de la iguana.

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