Vocabulario:
-
- Vergüenza: Sentimiento de incomodidad o pena ante una situación.
- Ponerse rojo: Cambiar de color en el rostro por vergüenza o nervios.
- Cena: Comida principal que se toma por la noche.
- Mientras: Expresa que dos acciones ocurren al mismo tiempo.
- Exquisito: De sabor o calidad excepcional; muy bueno.
- Tosió: Expulsó aire de los pulmones de forma brusca.
- Aún: Indica que algo sigue ocurriendo o está pendiente.
- Carcajada: Risa fuerte y espontánea.
- Halagar: Decir algo positivo para agradar o complacer.
Para escuchar
Hay momentos en la vida que nunca se olvidan. Algunos porque son hermosos, otros… porque te ponen rojo de vergüenza. Esta es la historia de Mariana, una joven chilena que, emocionada, aceptó la invitación a cenar en casa de la familia de su novio brasileño, Lucas. Lo que comenzó como una elegante velada terminó con risas y una lección sobre cómo un falso amigo puede cambiarlo todo.
Una mesa impecable
La madre de Lucas, doña Helena, había preparado todo con esmero. El mantel blanco cubría la mesa, los cubiertos brillaban, y cada lugar estaba perfectamente arreglado con un tenedor, una cuchara, un cuchillo y una servilleta doblada con cuidado. Una copa y un vaso acompañaban cada plato, y al centro, una jarra de limonada recién hecha completaba la escena.
Clica en los símbolos de + para descubrir los nombres de los utensilios usados para comer.
Mariana estaba encantada. Su cultura le había enseñado que, ante estos gestos, era importante elogiar el esfuerzo.
El primer error
—Mariana, sirva-se à vontade —dijo doña Helena con una sonrisa mientras le pasaba un plato de arroz con frijoles, ensalada y un suculento pollo asado.
Mariana tomó un poco de todo y, después de probar un bocado, exclamó con entusiasmo:
—¡Esto está exquisito!
De inmediato, las sonrisas alrededor de la mesa se congelaron. Lucas tosió incómodamente, mientras su hermana menor, Ana, intentaba ocultar una risita. Mariana, al no entender la reacción, continuó:
—De verdad, está exquisito. Es la mejor cena que he probado.
Doña Helena, confundida, le respondió:
—Ah… obrigada, Mariana… —y miró a Lucas como diciendo: “¿Qué quiso decir con eso?”.
La explicación que llegó tarde
Al notar las miradas cruzadas, Lucas le susurró en español:
—Mariana, creo que no sabes lo que significa “esquisito” en portugués…
Ella, sin comprender aún, negó con la cabeza. Entonces Lucas explicó:
—Aquí significa algo… como extraño, incluso desagradable.
Mariana abrió los ojos como platos. Su rostro pasó del rojo tomate al blanco del mantel.
—¡Ay, no puede ser! Yo solo quería decir que la comida está deliciosa.
Entre risas y aprendizaje
Doña Helena, al darse cuenta del malentendido, soltó una carcajada que contagió a todos.
—Ah, então você queria dizer “deliciosa”! Entendi agora! — exclamó con alivio.
Ana añadió entre risas:
—Mariana, ainda bem que você não falou que a comida estava horrível!
Mariana, con la servilleta en la mano, quiso esconder su cara. Pero Lucas, con ternura, le dijo:
—No te preocupes. Ahora todos sabemos que quisiste halagar a mi mamá.
La lección de la noche
Esa cena no solo fue deliciosa, sino que también dejó a Mariana con una importante lección: en portugués, nunca digas “exquisito” cuando quieras elogiar algo. A veces, las palabras no significan lo que crees, y eso puede llevarte a situaciones un poco… “exquisitas”.
Ahora, cuéntame, ¿has vivido algún malentendido lingüístico? ¡Déjalo en los comentarios y no olvides compartir esta historia con alguien que esté aprendiendo un nuevo idioma!
0 comentários