Vocabulario:
- Calipso: música, canción y baile propios de las Antillas Menores.
- Esclavo: que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra.
- Huella: señal que deja el pie del hombre o del animal en la tierra por donde pasa.
- Tapiz: paño grande, tejido con lana o seda, y algunas veces con oro y plata.
- Herencia: conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, al morir alguien, son transmisibles a sus herederos.
- Comparsa: grupo de personas que, vestidas de forma similar, frecuentemente con intención jocosa o sarcástica, participan en una fiesta popular.
Para escuchar
Hace más de 150 años, cuando la fiebre del oro atrajo a El Callao, una pequeña población en el sur de Venezuela, a habitantes provenientes de las islas del Mar Caribe, descendientes de esclavos africanos, con ellos llegó una riqueza cultural que ha dejado una huella indeleble en la historia de la región. Colonias francesas e inglesas, portadoras de tradiciones arraigadas, aportaron al mestizaje cultural con la introducción del calipso, un baile típico, y el PATOIS, una fascinante mezcla lingüística entre el inglés, el francés y el español.
Estos elementos se fusionaron con las raíces de El Callao, creando un tapiz diverso que alcanza su máxima expresión en los vibrantes carnavales, eventos que Isidora ha llegado a simbolizar de manera excepcional.
Orígenes y Herencia Cultural.
Nacida en agosto de 1923, Isidora era nieta de esclavos provenientes de Etiopía. Sus padres, inmigrantes de las islas de Santa Lucía y Martinica, contribuyeron a la diversidad de su bagaje cultural.
Desde su infancia, Isidora absorbía las melodías en inglés y los ritmos caribeños que entonaba su madre, así como los calipsos en patois interpretados por su padre. Estos primeros compases marcaron el inicio de una conexión profunda con la música y la danza que la acompañarían toda su vida.
Pionera de los Carnavales de El Callao.
En la década de 1950, Isidora dejó su huella indeleble al convertirse en la fundadora de los Carnavales de El Callao. Este evento, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2017, lleva consigo el legado de esta mujer apasionada por la cultura y las tradiciones.
Con empeño y dedicación, organizó una comparsa única, integrada por madamas ataviadas con deslumbrantes trajes, adornadas con prendas de oro y tocados llamativos conocidos como madras. Desde entonces, hasta su fallecimiento en 1986, Isidora fue la guardiana incansable de la esencia del Carnaval de El Callao, inyectándole nueva vida y vitalidad.
El Legado de Isidora.
Descrita como una mujer estricta y rígida en sus creencias, Isidora lideraba una comparsa respetada y disciplinada en El Callao. No solo velaba por la calidad de la manifestación cultural, sino que también se aseguraba de que la creatividad de los trajes y la pasión por el calipso estuvieran siempre presentes en cada detalle. Su legado trasciende su tiempo y sigue siendo la inspiración para las generaciones venideras.
Despedida con Honores.
El 5 de marzo de 1986, Isidora partió dejando un vacío inmenso en El Callao. Su lucha contra la leucemia llegó a su fin, pero su espíritu perdura en el alma de la comunidad. Fue sepultada con honores de Estado, cumpliendo su último deseo de ser acompañada por el ritmo del calipso en un cortejo fúnebre impresionante que recorrió diez kilómetros desde su casa hasta el cementerio del pueblo. Todo El Callao rindió tributo a la reina del calipso en un adiós que resonará eternamente.
El legado de Isidora va más allá de las festividades. Su influencia sigue viva en los corazones de quienes aman y participan en los Carnavales de El Callao. A través de su pasión, dedicación y creatividad, Isidora se convierte en un faro de inspiración, recordándonos que el alma de una cultura perdura a través de la música, la danza y el amor por las tradiciones.
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