¡Casi me Traga una Ballena! La Insólita Aventura de Adrián en el Estrecho de Magallanes

¡Casi me Traga una Ballena! La Insólita Aventura de Adrián en el Estrecho de Magallanes

Vocabulario:

 

  1. Ballena: Mamífero marino de gran tamaño que vive en los océanos.
  2. Tragar: Pasar algo desde la boca hasta el estómago.
  3. Con la boca abierta: Estado de sorpresa o asombro, o acción de no tener la boca cerrada.
  4. Espalda: Parte posterior del cuerpo humano, desde el cuello hasta la cintura.
  5. Mientras tanto: Expresión que indica que dos acciones ocurren al mismo tiempo.
  6. Escupido: Expulsado con fuerza desde la boca.
  7. Lograron: Conseguir o alcanzar un objetivo después de intentarlo.
  8. Orilla: Límite entre la tierra y el agua en un río, lago o mar.

    ¡Hola, hola! 

    Hoy te traigo una historia que parece sacada de un cuento de hadas o, mejor dicho, de una versión moderna de Pinocho. Pero no, esto no es ficción. Me quedé con la boca abierta al leer la noticia y no podía dejar de compartirla contigo. ¡Prepárate para algo realmente increíble!

    Imagínate que estás en tu kayak, remando tranquilamente por el estrecho de Magallanes, al sur de Chile, disfrutando del paisaje y la brisa marina. De repente, sientes un golpe por la espalda, te elevas por los aires y, cuando abres los ojos, te das cuenta de que estás dentro de la boca de una ballena. ¡Sí, dentro de una ballena!

    Esto le pasó a Adrián Simancas, un joven venezolano de 23 años que vive en Chile. Según contó, todo sucedió en cuestión de segundos. Sintió una textura babosa en su cara, cerró los ojos esperando el impacto y, cuando los volvió a abrir, se dio cuenta de que estaba atrapado. “Pasé un segundo dándome cuenta de que estaba dentro de la boca de algo, que quizás me había comido, que podría haber sido una orca o un monstruo marino”, dijo.

    Mientras tanto, su padre, que lo acompañaba en la travesía, no entendía lo que estaba pasando hasta que vio a Adrián salir disparado del agua. ¡La ballena lo había escupido! Después de unos momentos de angustia, lograron regresar sanos y salvos a la orilla.

    Lo más curioso de todo es que el propio Adrián, en medio del susto, pensó: “Ya no podía pelear para evitar que me comiera, porque ya me había comido”. Y es que, en una situación así, ¿qué puedes hacer?

    Este insólito episodio quedó registrado en un video que grabó su padre y verlo fue para Adrián casi como revivir la experiencia. Según dijo, lo hizo reflexionar sobre lo afortunado que fue y sobre la grandeza de la naturaleza. “Es una experiencia única, un encuentro con la fauna en una región en el fin del mundo”, comentó.

    ¿Qué te parece esta historia? ¡A mí todavía me cuesta creerlo! Cuéntame en los comentarios: ¿qué habrías hecho tú en su lugar? Y no te olvides de compartir esta historia con alguien que necesite una buena anécdota para contar hoy. 

    ¡Nos leemos pronto!

    Actividad de vocabulario

    Actividad de comprensión de lectura

    De Mérida a Recife: la Travesía Inolvidable de una Perrita Valiente

    De Mérida a Recife: la Travesía Inolvidable de una Perrita Valiente

    Vocabulario:

      1. Lograr: Conseguir algo que se busca o se desea.
      2. Reto: Desafío o dificultad que requiere esfuerzo para ser superado.
      3. Temprano: Antes del momento esperado o usual; a primeras horas del día.
      4. Despertar: Acción de dejar el sueño o la conciencia al iniciar el día.
      5. Jaula: Estructura cerrada, generalmente de metal, donde se guardan animales.
      6. Mostrador de facturación: Espacio en el aeropuerto donde se registran los pasajes y el equipaje antes de un vuelo.
      7. Maletas: Contenedores de tamaño mediano o grande para guardar ropa y objetos personales al viajar.
      8. Vuelo: Trayecto realizado en avión entre dos lugares.
      9. Arnés: Prenda o dispositivo que se coloca a los animales o personas para sujetarlos y evitar que se caigan o se escapen.
      10. Mientras: Conjunción que indica simultaneidad entre dos acciones.
      11. Hacer pipí: Expresión coloquial para referirse a la acción de orinar.

      ¡Hola! ¿Qué tal?
      Hoy continúo contándote la historia de Lulú, nuestra fiel compañera en este viaje desde Venezuela hasta Brasil. Organizarlo fue un reto: casi una semana de viaje, pocos alojamientos que aceptaran mascotas y los pocos que lo hacían, carísimos. ¿Te imaginas? Por suerte, la ayuda de amigos y familiares nos permitió lograrlo.

      Salimos de Mérida temprano, cuando la ciudad aún dormía. Mi amigo Falco nos llevó al aeropuerto de El Vigía. No podía dejar de pensar en cómo sería el primer vuelo de Lulú en su kenner.

      En el aeropuerto, al dejarla en la jaula, la vi desde el mostrador de facturación: estaba junto a las maletas, en la cinta transportadora de equipaje, buscando mi mirada entre la multitud, con los ojitos desorbitados. Me rompió el corazón.

      El vuelo a Caracas duró apenas una hora, pero para mí fue eterno. En Caracas nos alojamos en el apartamento de Cristina y Ricardo, grandes amigos. Pasamos tres días resolviendo algunos papeles, y Lulú, para mi sorpresa, se portó de maravilla, adaptándose a cada cambio con una calma que yo no tenía.

      Luego volamos de Caracas a Puerto Ordaz. Aunque ya conocía el protocolo, no dejaba de angustiarme ver a Lulú en su jaula, junto al equipaje. Al sacar a Lulú en Puerto Ordaz, le coloqué rápidamente el arnés, pero mientras intentaba liberar mi maleta, ella mordió el arnés con tal fuerza que lo rompió por completo. ¡Otra complicación más que tuvimos que resolver!

      En Puerto Ordaz, mis primos Luis y Juana nos recibieron cálidamente en su casa, y nos ayudaron a organizar el viaje por tierra hacia Boa Vista, ya en Brasil.

      El reto más grande vino al llegar a Boa Vista: un vuelo de 9 horas, con una escala, hasta Recife. Lulú pasó esas horas en la bodega del avión, y aunque ya sabía lo que sucedía, mi angustia no disminuyó. Finalmente, al salir del aeropuerto, Lulú corrió disparada al primer lugar libre y, con alivio, hizo pipí. Fue un momento que me hizo sonreír, pero también me reafirmó la admiración por su paciencia.

      Desde entonces, comenzó una nueva historia para Lulú, en Brasil. ¿Quieres saber cómo continúa? ¡No te pierdas los próximos episodios!

      Para leer los post anteriores sobre la historia de Lulú: 

      Lulú: la Perrita Callejera que nos Adoptó 🔗

      El Gran Lazo Rosa De Lulú🔗

      El Gran Viaje de Lulú: Preparativos Con Patitas y Paciencia 🔗

      Actividad de vocabulario

      Actividad de comprensión de lectura

      Un Brasileño en Colombia: Cuando un ‘TÚ’ lo Complicó Todo

      Un Brasileño en Colombia: Cuando un ‘TÚ’ lo Complicó Todo

      Vocabulario:

       

      1. Usted: Forma de tratamiento formal en español, utilizada para dirigirse a una persona con respeto o cortesía.
      2. : Forma de tratamiento informal en español, usada para dirigirse a personas con confianza o cercanía.
      3. Listo: Preparado o dispuesto para algo; también puede significar inteligente dependiendo del contexto.
      4. Sonrisa: Gesto de los labios que muestra alegría, felicidad o amabilidad.
      5. Chicos: Forma coloquial para referirse a niños, jóvenes o un grupo de personas en general.
      6. Tuteando: Hablando de manera informal usando la forma verbal de «tú».
      7. Diestra y siniestra: Expresión que significa «por todos lados» o «de manera indiscriminada».
      8. Mientras: Conjunción que introduce simultaneidad entre dos acciones o circunstancias.
      9. Informes: Documentos o exposiciones que detallan información sobre un tema específico.
      10. Apellido: Nombre de familia que sigue al nombre propio de una persona.
      11. Ir sobre ruedas: Expresión que indica que algo se desarrolla sin problemas ni obstáculos.

        Tiago llevaba meses preparándose para su nuevo puesto en Bogotá. Había estudiado español con dedicación y, aunque todavía tenía que practicar algunos tiempos verbales, se sentía listo para conquistar su primera reunión con el equipo colombiano. Lo que no sabía era que el idioma sería el menor de sus problemas.

        El gran día llegó. Tiago entró en la sala de reuniones con una sonrisa amplia y su estilo relajado de siempre.
        — Hola, chicos, ¿cómo están? —saludó, mientras tomaba asiento.

        Confiado en su simpatía, pasó toda la reunión tuteando a todo el mundo a diestra y siniestra:
        — Tú podrías encargarte de este proyecto, ¿no?
        — Tú y yo lo revisamos después.

        Mientras hablaba, no notó las miradas entre los asistentes ni el ligero cambio en el ambiente. Terminó convencido de que había impresionado al equipo.

        Más tarde, tuvo su primera reunión individual con su jefe, el Ingeniero Ramírez. Apenas entró, lo recibió con un tono completamente distinto:
        — Ingeniero Cavalcanti, por favor tome asiento.

        Tiago parpadeó, confundido. Nadie en Brasil lo llamaba así, ni siquiera en los entornos más formales. Pero ahí estaba Ramírez, tratándolo con una seriedad casi solemne:
        — Ingeniero Cavalcanti, necesito que revise estos informes y me envíe sus comentarios, por favor.

        A medida que la conversación avanzaba, el uso constante del título y apellido, combinado con el impecable “usted”, empezó a hacer eco en la mente de Tiago. ¿Por qué nadie lo trataba de “tú”? ¿Había hecho algo mal?

        Esa noche, mientras recordaba el día, las piezas comenzaron a encajar. Había notado cómo sus colegas se dirigían unos a otros con respeto, evitando la informalidad en cada frase. Entonces cayó en cuenta: ¡había pasado toda la reunión tuteando a todo el equipo como si estuviera charlando con sus amigos en una churrascada brasileña!

        Decidido a corregir su error, Tiago llegó a la siguiente reunión preparado para usar el “usted”. Practicó frente al espejo:
        — ¿Cómo está usted?
        — ¿Podría usted revisar este punto?

        Todo iba sobre ruedas hasta que, en un momento de confianza, se relajó demasiado y dejó escapar un “tú” espontáneo. La tensión en la sala fue inmediata.

        Más tarde, de nuevo en la oficina de Ramírez, este le hizo un comentario que, aunque indirecto, fue suficiente para confirmar su sospecha:
        — Ingeniero Cavalcanti, aprecio su esfuerzo en la reunión. Le sugiero que mantenga la misma línea de comunicación formal en todas sus interacciones.

        Era claro. Tenía que aprender no solo a hablar español, sino también a comprender el peso de la formalidad en los países hispanos.

        Con el tiempo, Tiago se adaptó. Aprendió a balancear su calidez brasileña con el respeto que exige la cultura laboral colombiana. Hoy, no solo domina el español, sino también el arte de usar el “usted” para abrir puertas.

        ¿Y tú, alguna vez te has metido en un lío por no conocer las normas culturales? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

        Actividad de vocabulario

        Actividad de comprensión de lectura

        El Autobús que Javier no Esperaba Tomar y lo que Aprendió de él

        El Autobús que Javier no Esperaba Tomar y lo que Aprendió de él

        Vocabulario:

         

          1. Acercando: Movimiento o acción de aproximarse a algo o alguien.
          2. Salirse el corazón por la boca: Expresión que describe un estado de gran nerviosismo o ansiedad.
          3. Paso peatonal: Espacio señalizado en las calles para que los peatones puedan cruzar con seguridad.
          4. Peatón: Persona que transita a pie por las calles y espacios públicos.
          5. Embotellamiento: Congestión o acumulación de vehículos que impide el libre flujo del tráfico.
          6. Señal de tránsito: Indicación visual que regula el tráfico y orienta a conductores y peatones.
          7. Coche: Vehículo de motor utilizado para transportar personas o mercancías.
          8. Mientras: Palabra que indica simultaneidad entre dos acciones o eventos.
          9. Periódico: Publicación impresa o digital que informa sobre noticias y temas de actualidad.
          10. Prisa: Sensación de urgencia que lleva a realizar acciones rápidamente.
          11. Aunque: Conjunción que introduce una idea de concesión o contraste.

          ¿Alguna vez llegaste dos minutos tarde y perdiste el autobús, justo cuando tenías que llegar a tiempo para una reunión importante? Eso le pasó a Javier un miércoles por la mañana. Salió corriendo de su apartamento, mirando su reloj: 8:07. ¡Ya se había ido! Desde la esquina vio cómo el autobús desaparecía, y un nudo se le formó en el estómago. Iba a llegar tarde, y sentía que el corazón se le iba a salir por la boca. ¿Qué haría ahora?

          Justo cuando estaba por rendirse, escuchó el sonido de otro autobús acercándose. No era el que tomaba normalmente, pero pensó: “¡Ya qué! Algo es algo”. Decidió subirse. Aunque la ruta era más lenta de lo que esperaba, pensó que al menos no estaba parado, mirando cómo se alejaba el autobús anterior.

          El tráfico parecía detenerlo una y otra vez. Cada vez que llegaban a un paso peatonal, el autobús se detenía para dejar pasar a los peatones. Y claro, el típico embotellamiento hizo su aparición. El conductor respetaba cada señal de tránsito, y los coches a su alrededor no ayudaban en nada. Javier sentía que el tiempo se le escapaba de las manos.

          Um homen velho lendo o jornal na praça

          Pero algo pasó. Mientras el autobús avanzaba a paso de tortuga, Javier notó que en una de las calles aledañas había una pequeña plaza llena de árboles, con un banco donde un hombre mayor leía un periódico, completamente ajeno al estrés del tráfico. El contraste con la prisa que sentía lo hizo detenerse a pensar. En lugar de seguir sintiendo que el tiempo se le escapaba, decidió que quizá, solo quizá, podía disfrutar del ritmo más lento del día. Sabía que iba a llegar tarde, y aunque no podía hacer nada para cambiarlo, decidió que lo mejor era disfrutar del viaje y de las pequeñas sorpresas que la ciudad tenía para ofrecer.

          Al final, llegó tarde a la reunión, sí, pero con una sonrisa. A veces, lo que parece un desastre, termina siendo una oportunidad para ver la vida desde otra perspectiva.

          Actividad de vocabulario

          Actividad de comprensión de lectura

          Promesas Faraónicas, Risas y Cervezas: ¿Quién Dijo que no se Puede Empezar el Año con Caos?

          Promesas Faraónicas, Risas y Cervezas: ¿Quién Dijo que no se Puede Empezar el Año con Caos?

          Vocabulario:

           

            1. Empezar: Iniciar algo, dar comienzo a una acción o actividad.
            2. Borracho: Persona que ha consumido demasiado alcohol y ha perdido el control de sus facultades.
            3. Mientras: Expresa simultaneidad entre dos acciones o situaciones.
            4. Vaso: Recipiente usado para beber líquidos.
            5. Ahorrar: Guardar dinero o recursos para usarlos en el futuro.
            6. Ceja: Parte del rostro que está sobre los ojos, formada por vello.

            ¡Feliz Año Nuevo 2025! 🎉 Espero que este año esté lleno de buenos momentos, grandes aprendizajes y mucha motivación para seguir aprendiendo español. Para empezar el año con buen humor, quiero contarles la historia de Pedro, Santiago y Tomás, tres amigos que, como cada 31 de diciembre, se reúnen para brindar por el año que termina. Ya bien borrachos, comienzan a compartir sus grandes propósitos, metas tan ambiciosas como imposibles de cumplir, mientras el entusiasmo les dura menos que una lata de cerveza.

            El ritual de las promesas

            Pedro comienza con su clásica determinación (y un vaso en la mano):
            —Este año todo va a ser diferente. Yo voy a dejar de fumar, voy a hacer ejercicio todos los días y voy a ahorrar mucho dinero.

            Santiago, que ya lo ha escuchado antes, levanta una ceja.
            —¿Otra vez con lo mismo, Pedro? Lo dijiste el año pasado.

            —¡Pero esta vez sí voy a hacerlo! —responde Pedro con entusiasmo—. Además, voy a aprender a cocinar para comer más saludable.

            Los sueños románticos de Santiago

            Luego, Santiago toma la palabra con un brillo especial en los ojos.
            —Yo este año voy a casarme.

            Tomás, sorprendido, lo interrumpe:
            —¿Casarte? ¿Con quién?

            —Todavía no sé, pero voy a encontrar a la persona ideal —dice Santiago, convencido—. Voy a hacer mi perfil en Tinder, alguna chica linda se va a enamorar de mí y nos vamos a casar.

            Pedro no puede evitar reír.
            —¿Tú? ¿Vas a colocar una foto de tu hermano? jajaja.

            —Ya lo verás —responde Santiago con confianza—. Además, después de la boda, voy a llevarla a París en nuestra luna de miel.

            Moça bonita na tela do celular com Tinder

            El turno de Tomás

            Tomás, como siempre, se une a la conversación con sus propias metas:
            —Pues yo voy a aprender francés este año. Voy a estudiar cinco palabras todos los días. Y, quién sabe, tal vez me enamore de una francesa.

            Pedro se burla:
            —¿Qué pasa este año? ¿Todos van a casarse menos yo?

            La tradición continua

            A pesar de las bromas y risas, los tres amigos terminan abrazándose, prometiendo que esta vez sí van a cumplir sus propósitos. Pero, como siempre, enero pasa, y los planes quedan en el olvido: Pedro sigue fumando, Santiago no hace su perfil en Tinder y Tomás apenas recuerda decir «bonjour».

            En esta historia, Pedro, Santiago y Tomás usan la estructura IR + a + infinitivo para hablar de sus metas:

            • “Voy a dejar de fumar.”
            • “Voy a casarme.”
            • “Voy a aprender francés.”

            ¡Recuerda! el uso de la preposición A, en esta estructura es obligatoria.

            ¿Tú qué opinas? ¿Crees que este año sí lograrán sus objetivos? Y hablando de propósitos, ¿tienes algún plan para el 2025? Escríbelo en los comentarios utilizando la estructura ir + a + infinitivo y comparte tus metas con nosotros. ¡Vamos a empezar el año practicando español!

            Actividad de vocabulario

            Actividad de comprensión de lectura