Lulú: la Perrita Callejera que nos Adoptó
En tiempos de violencia y escasez, una perrita callejera se convirtió en el símbolo de esperanza y alegría para mi familia. Conoce la historia de Lulú, la mascota que cambió todo.
Lulú com pernas cuzadas, como um olhar bonito
Lulú: la Perrita Callejera que nos Adoptó
En tiempos de violencia y escasez, una perrita callejera se convirtió en el símbolo de esperanza y alegría para mi familia. Conoce la historia de Lulú, la mascota que cambió todo.

Vocabulario:

  1. Perrita: Animal doméstico, canino, feminino y pequeño.
  2. Calle: Vía pública por donde circulan vehículos y peatones.
  3. Callejera: Que vive o se encuentra en la calle, sin dueño.
  4. Pueblito: Pequeño pueblo, generalmente con pocas casas y habitantes.
  5. Jaula: Estructura cerrada que se utiliza para encerrar animales.
  6. Pajaritas: Aves femeninas pequeñas.
  7. Helados: Dulces congelados elaborados a base de leche o frutas.
  8. Cachorrita: Perrita joven o pequeño.
  9. Aire risueño: Apariencia que transmite alegría y optimismo.
  10. Acera: Parte lateral de una calle por donde caminan las personas.
  11. Hogar: Lugar donde vive una persona o familia.
  12. Chicas: Jóvenes mujeres o niñas.
  13. Pipí: Término infantil o coloquial para referirse a la orina o acto de orinar.
  14. Periódico: Papel para publicación impresa con noticias y artículos sobre diversos temas.

    Era febrero de 2014, y Venezuela se había convertido en uno de los peores escenarios de guerra que jamás conocí: tiros, calles cerradas, detenidos y muertos eran parte de nuestro cotidiano. Yo estaba ahí, con dos hijas, una de 16 y otra de 20 años, atrapadas en casa, lidiando con la escasez de alimentos y muchas restricciones para salir.

    Después de tres semanas en esa situación, decidimos que, tan pronto como tuviéramos la oportunidad, tomaríamos nuestro carro y viajaríamos a un pueblito en las montañas andinas donde vive parte de la familia. Allí, aunque había algunos disturbios, todo estaba más tranquilo y había más comida. Mavi y Alejandra no podían esperar; apenas llegaron, se pusieron ropa deportiva y salieron a trotar, parecían dos pajaritas recién liberadas de la jaula.

    De repente cambiaron de idea y decidieron ir a comer helados. Mientras cruzaban una calle, vieron a una cachorrita que venía en sentido contrario. Era una adorable perrita callejera color caramelo, con un aire risueño y ojos alegres. Parecía tan concentrada en alcanzar a las chicas que no se daba cuenta de que un camión gigante estaba a punto de atropellarla. Era imposible que el conductor la viese, así que las chicas comenzaron a gritarle. Él escuchó y, gracias a Dios, se detuvo.

    La cachorrita terminó de cruzar la calle, pero estaba tan pequeña que no conseguía subirse a la acera. Tras mucho esfuerzo, finalmente lo consiguió y se sentó frente a mis hijas, mirándolas con esos ojos brillantes, como de caricatura.

    Las chicas preguntaron por todos lados si alguien buscaba al animalito. Solo supieron que los vecinos notaron su presencia en la calle desde hacía una semana y que se alimentaba de cualquier cosa que le daban. Sin más opciones, Mavi y Ale decidieron llevarla a casa prometiendo que le encontrarían un hogar. Sabían que yo me resistía a tener mascotas porque no tenía mucha certeza de que ellas asumirían el trabajo que ello implicaba.

    Mi suegra, rápidamente, se encargó de alimentar a la perrita y se unió a sus nietas en un complot para convencerme de que la dejara quedarse. Mientras tanto, las chicas discutían sobre cómo llamar a la cachorrita. Entonces apareció Carla, una de mis sobrinas, y, como siempre, aplacó la discusión sugiriendo el nombre de Lulú.

    La primera noche de Lulú en la casa de la abuela, dormidita encima del equipaje de la familia.

    Esa misma noche, las chicas enseñaron a Lulú a hacer pipí en un periódico y a mirarme con ojos vidriosos, como quien expresa todo su amor. Lo cierto es que Lulú ya había conquistado un lugar en mi corazón.

    Han pasado diez años desde que comenzó la historia de Lulú en Venezuela, y ahora continúa en Brasil. Lulú nos ha acompañado en cada paso de este viaje y hay muchas historias que contar sobre ella, pero esta concluye aquí. Si tienes curiosidad, prometo continuarla en las próximas publicaciones, ¡así que no te las pierdas!

    ¡Hasta pronto!

    Actividad de vocabulario

    Actividad de comprensión de lectura

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