Vocabulario:
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- Cepillarse: Limpiar o alisar el cabello o los dientes con un cepillo.
- Espejo: Superficie que refleja imágenes de objetos o personas.
- Peinarse: Arreglar o acomodar el cabello con un peine.
- Maquillarse: Aplicar productos cosméticos en el rostro.
- Desayunar: Tomar la primera comida del día.
- Fregar: Limpiar superficies o utensilios con agua y jabón.
- Afeitarse: Cortar o rasurar el vello de la cara o el cuerpo.
- Sonrisa: Expresión facial que muestra felicidad o agrado, curvando los labios hacia arriba.
Para escuchar
¡Hola! ¿Qué tal?
Soy la profesora Albanys, y hoy quiero contarte una divertida historia sobre cómo estudiamos los verbos reflexivos en una de mis clases.
Un día, estábamos hablando de los verbos que usamos en la rutina diaria, como: despertarse, levantarse, cepillarse, bañarse, etc. Simone, una alumna muy divertida, me preguntó:
—Profesora, ¿cómo puedo saber cuáles verbos usan el pronombre reflexivo?
Siempre dispuesta a hacer las clases más interesantes, decidí responder de una forma divertida. Usando mi mano como si fuera un espejo, haciendo mímicas con la otra mano, dije: “yo me peino y me maquillo”. Luego, miré a Simone y le dije con una sonrisa:
—Los verbos reflexivos se usan para indicar que la acción del verbo la recibe la misma persona que la hace. Son acciones que reflejan algo que se hace a uno mismo, como cuando estamos frente al espejo, por ejemplo: ‘mirarse’ (a sí mismo), o a nivel interno, como ‘equivocarse’ o ‘arrepentirse’. Otros verbos como estudiar, trabajar, cocinar y fregar no son reflexivos.
Te daré otros ejemplos: Ana se viste después de desayunar, José se afeita la barba y el bigote. Observa lo que pasa si hacen lo mismo por otras personas: Ana viste a los niños después de desayunar, José afeita a sus clientes en la barbería (en ese caso los verbos no son reflexivos).
Sin embargo, cuando queremos indicar que hay reciprocidad, podemos usarlos. Por ejemplo: Rodrigo ayuda a su hermana y ella lo ayuda a él, “ellos se ayudan mutuamente”. Paula no le habla a María y María no le habla a Paula, “ellas no se hablan”.

Mi alumna se quedó mirándome un momento, y después me dijo con una sonrisa:
—¡Entonces «me lavo» es algo que puedo hacer frente al espejo! —exclamó, haciendo gestos como si se estuviera lavando la cara frente a un espejo imaginario.
—¡Exactamente! —respondí, dándole un pulgar arriba—. La próxima vez que veas un verbo, imagina ese espejo y pregúntate si es algo que la persona se haría a sí misma.
Desde ese momento, cuando encontrábamos un nuevo verbo, Simone se reía y decía en voz alta: «¡A ver, espejo, espejo!». Fue una manera divertida y memorable de aprender sobre los verbos reflexivos.
Espero que esta historia te saque una sonrisa y te ayude a entender mejor los verbos reflexivos. Recuerda que el aprendizaje puede ser divertido si le ponemos un poco de creatividad. ¿Qué tal si hoy piensas en algún verbo frente al espejo? ¡Estoy segura de que encontrarás maneras nuevas y originales de recordar las reglas gramaticales!
Si tienes alguna duda o te gustaría saber más, ¡no dudes en dejarme un comentario! Me encantaría ayudarte a seguir aprendiendo. ¡Nos vemos en el próximo artículo!
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