Un Brasileño en Colombia: Cuando un ‘TÚ’ lo Complicó Todo
Cuando hablar español no es suficiente: los matices culturales que transformaron la experiencia profesional de un gerente brasileño.
Ejecutivos conversando
Un Brasileño en Colombia: Cuando un ‘TÚ’ lo Complicó Todo
Cuando hablar español no es suficiente: los matices culturales que transformaron la experiencia profesional de un gerente brasileño.
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Prof. Yasmin Ruiz

Prof. Yasmin Ruiz

22/01/25

Vocabulario:

 

  1. Usted: Forma de tratamiento formal en español, utilizada para dirigirse a una persona con respeto o cortesía.
  2. : Forma de tratamiento informal en español, usada para dirigirse a personas con confianza o cercanía.
  3. Listo: Preparado o dispuesto para algo; también puede significar inteligente dependiendo del contexto.
  4. Sonrisa: Gesto de los labios que muestra alegría, felicidad o amabilidad.
  5. Chicos: Forma coloquial para referirse a niños, jóvenes o un grupo de personas en general.
  6. Tuteando: Hablando de manera informal usando la forma verbal de «tú».
  7. Diestra y siniestra: Expresión que significa «por todos lados» o «de manera indiscriminada».
  8. Mientras: Conjunción que introduce simultaneidad entre dos acciones o circunstancias.
  9. Informes: Documentos o exposiciones que detallan información sobre un tema específico.
  10. Apellido: Nombre de familia que sigue al nombre propio de una persona.
  11. Ir sobre ruedas: Expresión que indica que algo se desarrolla sin problemas ni obstáculos.

    Tiago llevaba meses preparándose para su nuevo puesto en Bogotá. Había estudiado español con dedicación y, aunque todavía tenía que practicar algunos tiempos verbales, se sentía listo para conquistar su primera reunión con el equipo colombiano. Lo que no sabía era que el idioma sería el menor de sus problemas.

    El gran día llegó. Tiago entró en la sala de reuniones con una sonrisa amplia y su estilo relajado de siempre.
    — Hola, chicos, ¿cómo están? —saludó, mientras tomaba asiento.

    Confiado en su simpatía, pasó toda la reunión tuteando a todo el mundo a diestra y siniestra:
    — Tú podrías encargarte de este proyecto, ¿no?
    — Tú y yo lo revisamos después.

    Mientras hablaba, no notó las miradas entre los asistentes ni el ligero cambio en el ambiente. Terminó convencido de que había impresionado al equipo.

    Más tarde, tuvo su primera reunión individual con su jefe, el Ingeniero Ramírez. Apenas entró, lo recibió con un tono completamente distinto:
    — Ingeniero Cavalcanti, por favor tome asiento.

    Tiago parpadeó, confundido. Nadie en Brasil lo llamaba así, ni siquiera en los entornos más formales. Pero ahí estaba Ramírez, tratándolo con una seriedad casi solemne:
    — Ingeniero Cavalcanti, necesito que revise estos informes y me envíe sus comentarios, por favor.

    A medida que la conversación avanzaba, el uso constante del título y apellido, combinado con el impecable “usted”, empezó a hacer eco en la mente de Tiago. ¿Por qué nadie lo trataba de “tú”? ¿Había hecho algo mal?

    Esa noche, mientras recordaba el día, las piezas comenzaron a encajar. Había notado cómo sus colegas se dirigían unos a otros con respeto, evitando la informalidad en cada frase. Entonces cayó en cuenta: ¡había pasado toda la reunión tuteando a todo el equipo como si estuviera charlando con sus amigos en una churrascada brasileña!

    Decidido a corregir su error, Tiago llegó a la siguiente reunión preparado para usar el “usted”. Practicó frente al espejo:
    — ¿Cómo está usted?
    — ¿Podría usted revisar este punto?

    Todo iba sobre ruedas hasta que, en un momento de confianza, se relajó demasiado y dejó escapar un “tú” espontáneo. La tensión en la sala fue inmediata.

    Más tarde, de nuevo en la oficina de Ramírez, este le hizo un comentario que, aunque indirecto, fue suficiente para confirmar su sospecha:
    — Ingeniero Cavalcanti, aprecio su esfuerzo en la reunión. Le sugiero que mantenga la misma línea de comunicación formal en todas sus interacciones.

    Era claro. Tenía que aprender no solo a hablar español, sino también a comprender el peso de la formalidad en los países hispanos.

    Con el tiempo, Tiago se adaptó. Aprendió a balancear su calidez brasileña con el respeto que exige la cultura laboral colombiana. Hoy, no solo domina el español, sino también el arte de usar el “usted” para abrir puertas.

    ¿Y tú, alguna vez te has metido en un lío por no conocer las normas culturales? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

    Actividad de vocabulario

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