Vocabulario:
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- Peluquera: Persona que trabaja cortando y arreglando el cabello en una peluquería.
- Logró: Alcanzó, consiguió o tuvo éxito en algo.
- Peluquería: Establecimiento donde se cortan, arreglan y cuidan el cabello.
- De hecho: Expresión que se usa para confirmar o enfatizar una información. (De fato).
- Rubia: Persona con el cabello claro, generalmente amarillo o dorado. (Loira).
- Pelirroja: Persona con el cabello de color rojo o naranja. (Ruiva).
- Falsos amigos: Palabras en dos idiomas que se parecen pero tienen significados diferentes.
- Pelo largo: Cabello de gran longitud. (Cabelo comprido).
- Rato: Un período corto de tiempo.
- Broma: Chiste o comentario gracioso que se hace sin intención de ofender. (brincadeira).
Para escuchar
¡Hola! ¿Qué tal?
Soy la profesora Albanys y hoy te voy a contar cómo Ana logró comunicarse con una peluquera para conseguir el cabello que quería.
Ana fue a España para hacer un curso importante para su carrera. Ya llevaba un mes viviendo allí y tenía unas ganas inmensas de ir a la peluquería, ¿te ha pasado?
Pero tenía mucho miedo porque apenas conseguía saludar en español. Casi siempre podía entender lo que le decían cuando las personas hablaban despacio. De hecho, esa era una de las frases que conocía muy bien: “¿Puedes hablar más despacio, por favor?”
Una tarde, mientras pasaba por una peluquería que ya había visto varias veces, se armó de valor y entró. Una mujer se le acercó, la saludó y le preguntó:
—¿Qué quieres hacerte hoy?
Ana comenzó a decir:
—Buenas tardes, yo quería dejar de ser ruiva, quero o cabelo loiro, ¿sabe?
La peluquera, cuyo nombre era Lucía, un poco confusa pero con una sonrisa amable, le dijo:
—¿Perdona? ¿Dejar de ser rubia? Pero eres pelirroja.
Ana, segura de que lo había dicho bien, asintió con entusiasmo:
—¡Sí, sí! Quiero dejar de ser rubia y tener el cabello loiro.
Lucía parpadeó varias veces. Para asegurarse, tomó una paleta de colores y señaló un tono rubio:
—¿Este color te gusta?
Ana asintió con la cabeza:
—Sí, ese… Yo quiero ser loira, ¡no rubia!
Lucía, aún con la paleta de colores en la mano, le dijo:
—A ver, ahora mismo eres pelirroja y quieres ser rubia.
Y le mostró cómo se escribían estas palabras en español. Ana entendió que estaba ante uno de esos “falsos amigos”, esas palabras que se parecen, pero tienen un significado diferente. Entonces, le dijo a Lucía que quería su cabello de ese color.
—De acuerdo, vamos a lavarte el cabello primero.
Mientras preparaba los productos para el tinte, Lucía le preguntó sobre el corte:
—¿Y cómo quieres el corte?
Ana, recordando que no quería un cambio drástico, respondió:
—Ah, solo quiero cortar las pontas, porque me gusta el cabello grande.
La peluquera repitió en tono de pregunta:
—¿¿Grande??
Ana, convencida de que lo estaba diciendo bien, reafirmó:
—Sí, grande, no corto.
Lucía soltó una risita y le explicó:
—Entiendo, lo que quieres es mantener el pelo largo, no grande.
Ambas sonrieron, y Ana se relajó un poco. Aunque no entendía todo, por lo menos ya había aprendido otra palabra nueva.
Durante el proceso, Lucía le ofreció otros servicios del salón:
—¿Quieres un tratamiento para hidratar el cabello? ¿Quizás un peinado especial?
Ana, todavía un poco asustada con los falsos amigos, prefirió no arriesgarse:
—No, gracias. Solo las puntas, ¿vale?
Finalmente, después de un rato, Lucía giró la silla para que Ana se viera en el espejo. Su cabello rubio, brillante y bien cuidado, caía en suaves ondas, exactamente como ella quería.
Ana sonrió de oreja a oreja:
—¡Me encantó! Muchas gracias.
Lucía sonrió satisfecha:
—Me alegra mucho. Y la próxima vez, ¡te espero para hacerte un corte grande! —dijo, en tono de broma.
Ambas rieron de nuevo, y Ana salió del salón sintiéndose más segura.
Mientras caminaba de vuelta a casa, tomó una decisión:
“Definitivamente, tengo que empezar a estudiar español. La próxima vez que venga a España o visite otro país hispano, quiero comunicarme mejor, sin tantas dificultades y malentendidos.”
Y así, Ana no solo salió del salón con un nuevo look, sino también con una nueva meta: aprender español para que su cabello y sus conversaciones siempre sean perfectos.
Espero que hayas disfrutado esta divertida historia de Ana y sus malentendidos en la peluquería. Si no quieres pasar por situaciones similares, ¡anímate a estudiar español con nosotros! Aprender un nuevo idioma no solo te ayudará a comunicarte mejor, sino que también te abrirá las puertas a nuevas experiencias y culturas. ¡Nos vemos en la próxima historia!
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